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Pablo Huerta.
Son un espectáculo en sí mismo. Decenas de motos Harley-Davidson modificadas, montadas por grandotes hombres con tatuajes, vestidos con prendas de cuero negro y aspecto de pocos amigos. Dan ganas de mirarlos… pero de lejos. No sea cosa que alguno malinterprete nuestro asombro y terminemos llenos de magullones y moretones, en el mejor de los casos.
Las bandas de motociclistas –o clubes, como ellos prefieren llamarse– son otras de las tribus urbanas que populan las metrópolis. Un tipo de organización que pregona la libertad, pero en algunos casos extremando la postura hasta forzar las reglas, lo cual los convierte en forajidos. En Estados Unidos está la “teoría del uno por ciento”, que sostiene que sólo este porcentaje de motociclistas se dedica actividades ilegales, manchando la imagen del resto. Lo cierto es que ese “uno por ciento” se ha hecho notar y sobre todo gracias a la existencia de los Hells Angels -también conocidos como los HAMC (Hells Angles Motorcycle Club)-.
UNA HISTORIA APEGADA A LA VIOLENCIA
El origen de los Hells Angels no es preciso. La mayoría lo atribuye a Otto Freidli, que creó un club con este nombre en Fontana, California, en 1948, el cual sería la base de la formación actual. Pero la duda subyace en que fueron varios los grupos con esta denominación que surgieron luego de la Segunda Guerra Mundial. Fue este conflicto bélico el que dejó los dos pilares para su surgimiento: una enorme industria pesada que necesitaba abastecer al mercado con sus productos -en este caso, motos- y un amplio grupo de veteranos que deseaba emborracharse, maldecir a los demás y disfrutar de la libertad ganada. Justamente, su nombre “Hells Angels” se refiere a los escuadrones que pelearon en la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Que varios de sus miembros fueran veteranos hizo que tuvieran acceso a armas y una tendencia a resolver los conflictos con el idioma de los puños, por lo que desde su génesis misma estuvieron vinculados a episodios de violencia.
LA FAMA SOBRE RUEDAS
Su aspecto, sus costumbres y su filosofía de vida atrajeron y generaron rechazo por igual. Pero, claramente, los Hells Angels no pasaron desapercibidos. Hollywood, siempre encantado por las historias de individuos seductoramente peligrosos, comenzó a retratarlos en películas que idealizaban la vida del motociclista que desafía la ley como un ícono antiestablishment. El film The Wild One, protagonizada por Marlon Brando en 1953, es un claro ejemplo.
Su popularidad atrajo a muchas personas a sus reuniones. Y así como llegaron se fueron. No cualquiera puede formar parte de su comunidad. Si bien hoy en día son miles sus representantes, tanto en América del Norte como del sur, Europa y Oceanía, cada uno de ellos tuvo que atravesar una serie de pruebas para conseguir el parche que los identifica como miembros.
EL DURO PROCESO DE MEMBRECÍA
Al igual que muchas organizaciones, el proceso de ingreso y sus actividades -más allá de las públicas- permanecen secretas. Sin embargo, gracias a exmiembros, en particular a Ralph “Sonny” Barger, que escribió varios libros sobre los Hells Angels, es posible conocer algunas de sus prácticas.
Para formar parte, es necesario saber conducir motos pesadas y poseer una. Ser blanco, ya que tienen filiación con la Hermandad Aria y simpatía por los neonazis. Nunca haber aplicado para ser oficial de policía o guardia de prisión. Y, finalmente, no tener causas vinculadas a abuso de menores.

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Quien desee participar es invitado por uno de los miembros activos a eventos, donde es presentado al resto. Según la aceptación que obtenga del grupo tendrá mayor participación o será anulado para siempre. Si pasa este filtro se convierte en asociado y el tiempo lo pondrá en la línea de ser candidato. Puede pasar un año hasta que esto suceda, o más también. Los candidatos son expuestos a realizar determinadas actividades, que de ser cumplidas abrirán las puertas a la membrecía completa.
Pertenecer tiene sus privilegios. Quien lo logre podrá utilizar todos los parches meritorios en su chaqueta, incluyendo el nombre Hells Angels en la parte superior, el logo de la muerte en el centro y la locación de origen en la base posterior. Además de ser incluido en la vida diaria del grupo, con derecho a voto en la toma de decisiones.
POR QUÉ LOS PROBLEMAS CON LA LEY
¿Ser miembro de los Hells Angels es volverse un criminal? Según ellos no, ya que se consideran a sí mismos como un club de motociclistas. Sin embargo, para las agencias de seguridad internacionales son una organización delictiva, involucrada particularmente en la venta de drogas, la prostitución y la extorsión.
Si a las pruebas nos remitimos, en su página web hay un apartado dedicado a todos los miembros que están en prisión, aunque de ningún modo dan a entender que su situación se debe a razones vinculadas a la banda.
Muchos de los episodios de violencia están relacionados a luchas contra bandas rivales. Lo que ha derivado en el uso de armas pesadas y se ha cobrado varias víctimas. Lo que lleva a pensar en el por qué de estas peleas. ¿Luchas territoriales? Tal vez…
Para desmitificar su imagen, los Hells Angels suelen asistir a eventos de caridad donde regalan juguetes a los chicos. Algo que no siempre es bienvenido por los organizadores, que ven como otros patrocinadores prefieren alejar su imagen de los motoqueros.
ALGUNAS CURIOSIDADES
A. Ralph “Sonny” Barger, quien escribiera sobre la banda e internacionalizara el mito, también estuvo cuatro años en prisión por incendiar un establecimiento completo, presuntamente de una banda rival.
B. Las ramificaciones de los Hells Angels originales cruzaron el océano y hoy en día tienen más de 100 sucursales en 29 naciones diferentes.
C. Siempre han gozado de la simpatía de varias personalidades del mundo del rock y en muchos casos han trabajado como guardaespaldas en conciertos, como fue el caso de Los Beatles, dado que George Harrison sostuvo una amistad con miembros de San Francisco.
¿Conoces algún miembro de la banda? ¿Qué piensas de ellos?